De Bramante a Palladio (P.t 1)
Donato Bramante representa uno de los momentos más elevados y ambiciosos del Renacimiento. Su obra nos invita a ver la arquitectura no solo como un conjunto de técnicas, sino como una búsqueda de conexión entre el mundo terrenal y lo divino. Al observar el Tempietto de San Pietro in Montorio, no vemos simplemente un edificio, sino un símbolo de los ideales renacentistas. Cada proporción, cada curva y cada elemento geométrico nos transmite la intención de Bramante de alcanzar una armonía perfecta, de llevarnos a un estado de contemplación en el que lo humano se encuentra con lo trascendental. Es un recordatorio de cómo la geometría y la simetría se convierten, en sus manos, en un lenguaje que comunica valores profundos y universales. Uno de los aspectos más admirados de Bramante es su capacidad para usar la arquitectura como medio de poder y grandeza. Su diseño original para la Basílica de San Pedro en el Vaticano es, sin duda, uno de los ejemplos más extraordinarios de esta visión. I